domingo, 26 de abril de 2009

El Silencio e Invierno Nuclear; vol 5: Sangre, Prólogo

-Pues eso, que cuando llegué no había nada.
Ella le sonrió diciéndole:
-Te lo dije.
-¿Qué? No me dijiste que no fuese a ver nada.
-Ya. Pero te dije que recorrer tugurios interrogando a borrachos calenturientos no iba a dar resultado siempre.
Ambos se echaron a reír. Pues claro que no. Pero el caso es intrigante. Normalmente nadie presta atención a cuatro lunáticos granjeros que dicen que unos seres matan a sus gallinas para beberse su sangre, pero todo eso cambia cuando un día aparecen esos mismos granjeros asesinados de la misma manera que sus animales. A partir de ahí ya no son unos viejos que quieren salir en los periódicos tras los crucigramas, sino que son unos asesinatos que la policía se dispone a dejar pasar.
-Tal como decía la policía, sin pruebas. No he visto nada fuera de lo normal y bueno… ya habían levantado los cadáveres y no pude examinar nada.
Ella se fue a por un café y, no es que recordase cuando ya había llegado a la cocina que la cafetera está estropeada, sino que lo vio al llegar. ¡Ay, la memoria!
-Saldré a por un café y… tal vez descubra algo…
-¿Te acompaño?
-Que va, no hace falta. Por cierto… anoche la televisión volvió a desprogramarse.
Él se resignó a tener que estar veinte minutos buscando canales. Lo odiaba. Y lo peor de todo es que no sabía si el aparato estaba medio roto o la señal no llegaba muy bien allí. Probablemente serían ambas cosas.
Ella se abrigó bien antes de salir. La tarde era fría y recorrer medio bosque antes de llegar a la ciudad no hacía eso más llevadero. Pensaba en la poca información que tenían. Casi toda provenía de los periódicos. Sesgada. Muy sesgada. Pensó en acudir a una comisaría e interrogar a alguien para ver que sabían. Repasaba en su cabeza las fotos que había visto, y las heridas le resultaban familiares. ¡Pues claro! Sacó el móvil del bolsillo para descubrir que se había estropeado.
-Mierda…
Se apresuró para, ya en la ciudad, buscar una cabina telefónica y marcar su móvil. Casi sin aliento, ya en el aparato:
-¡Mordiscos humanos!
Al otro lado de la línea brillaba el escepticismo, pero ella volvió a repetirlo:
-¡Mordiscos! Alguien ha matado a dentelladas a esa gente. Sé que es difícil de creer pero bueno… ¡Compro una cafetera y te explico! Y… también si tengo tiempo me compraré un teléfono nuevo.
Cuando colgó, tras las despedidas típicas de una pareja de enamorados, se apresuró antes de que cerraran las tiendas. En vez de comprar un móvil también decidió ir al supermercado y comprar mucho café. Presentía que la noche iba a ser pero que muy larga. Y mañana tendrá que madrugar para ir al trabajo…

sábado, 25 de abril de 2009

¿500 personas pasaron por aquí?

Joder, tal vez debería plantearme escribir cosas de provecho.

lunes, 20 de abril de 2009

Me ha dado por bajarme decenas de manuales de supervivencia.
Me persiguen, así que uno trata sobre como construir un refugio secreto.

domingo, 12 de abril de 2009

Ayer murió Corín Tellado

Y yo me enteré ahora mismo. Pues bien, joder no veáis como me alegro. No me malinterpretéis, no es que me alegre de la muerte de una persona que ni conozco, solo me alegro de que haya dejado de escribir.
Por si no la conocíais, es la segunda autora más leída en castellano (ay! la incultura de siempre...) y sus libros son esa típica mierda pastelosa (novelas Harlequín!) que los incultos identifican con lo romántico. Digo los incultos porque cualquiera con dos dedos de frente verá las diferencias (y no solo por el valor literario, ínfimo en esas pasteladas y en el Romanticismo... depende del autor, pero por lo general mucho mejor), sino por las temáticas tratadas y tal, trilladísimas y rancias y tan harlequinescas.
Tal vez no me molestaría tanto si se le llamasen de otra forma a ese tipo de escritos (llamarlos literatura es tan generoso...), pero como se identifican con mi querido movimiento (forma de ser!!), lo siento como un ataque personal, y creo que colegas como Lord Byron, Wagner o Bécquer estarán revolviéndose en sus mullidos ataudes.

Pues ala, una menos, muahahahahahaha!!!


P.D: Mis respetos a la familia, que supongo no tenía culpa de que a esta señora se le diera por escribir basura.

miércoles, 1 de abril de 2009

Ya no visitarás París

Junio de 1940 en un tugurio:

No sabes que está más oscuro, si tus ojos el local donde te encuentras. La única luz llega desde la tarima desde donde una banda improvisa su jazz melancólico, ahogado por el sonido de las decenas de voces borrachas que parecen habitar las mesas. Tú no. Piensas en la barra. Piensas que ese largo vestido negro te queda pero que muy bien. Piensas en Europa. Piensas en París. Ocupado desde ayer. Piensas en pedir otra copa. La pides. De un trago y ya. La guerra está terminando con Europa y Tú necesitas ver de nuevo la torre Eiffel. Pero tal vez esos alemanes no te dejen pasar. Eso es, la ciudad estará sellada y te quedarás fuera, piensas. Dejas de interesarte por el ir y venir de gabardinas y sombreros a tu alrededor y le das una calada a tu gran boquilla negra (aunque no sea verdad). Respiras profundamente, hundiéndote en los recuerdos y en otra nueva copa. Lo único que podría animarte ahora mismo sería el Afro Blue de Coltrane. Aunque sea de lo más anacrónico dada la situación. Pero no te importa el tiempo. Ya no recuerdas cuanto llevas sentada en ese taburete. Sospechas que ese camarero te quiere fuera de su tugurio ¡oh altiva melancólica! Estás a punto de confiarle a un montón de TGV's tu resguardo, a salvo de tus recuerdos parisinos cuando te susurran que van a cerrar. Mantienes tus piernas cruzadas, desoyes la advertencia y pides el primero de lo que piensas que serán muchos. Pero la banda hace rato que ha dejado de tocar. Las gabardinas y sombreros se van yendo. Así que Tú te vas. Y París también.





Tal vez melalcohólico demás pero el primero de muchos, señorita Areas ;)

Y eso que nunca he sido un hombre religioso...

Llevo dos días escuchando únicamente y por completo a cada minuto el Requiem de Mozart. Su Dies Irae me persigue, pero es grande y sobrecogedor.