martes, 9 de marzo de 2010

Tan relativamente colorida como vas siempre, el otro día te vi más o menos de negro y creo que lo notaste.

¿Chuvasquero gris muy oscuro? ¿Qué más da? Tus cabellos estaban húmedos y, aunque no era sudor, seguías teniendo esa sonrisa que hace que tu cara de la nariz para abajo parezca una D tumbada tomando una apacible siesta.

No nos conocemos, pero mis esfuerzos para no decirte que me gustaría convertirte en protagonista de algo escrito por Sachez-Masock solo pueden calificarse como divertidos. Supongo que ya sabrás, como Ana Klauer o Irma la domadora pero en pequeñita, estarías más adorable que de costumbre; haciéndome daño, como ahora pero con látigos y cadenas.

Y esto ya es la segunda cosa que te escribo, pero ya no me da miedo, me la sopla. No van a pasar cosas ni buenas ni malas. No vas a leerlo nunca.
Y seguirás riendo con esa vocecilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario