lunes, 23 de noviembre de 2009

El Silencio e Invierno Nuclear, vol.13: Cierra los Ojos

Hace años:
-Cierra los ojos.
-Bueno… Vale…
-Dame la mano. Prepárate. Tres, dos, uno… ¡Ya!
-¿Estoy… estoy… volando?
-Casi. Abre los ojos.

Ahora:
-Vale, bien, explícame todo lo que está pasando o está por pasar.
-¡No hay tiempo! ¡Coge todo lo que puedas, nos vamos!
-¿Qué? Y una mierda.
Ella, sollozando, miraba fijamente los ojos fríos y distantes de él.
-¿Qué dices? Van a encontrarnos, tenemos que ir y…
-¡Dime ya quien coño es esa gente! ¡No voy a hacer nada hasta que sepa que pasa!
Ella resopló, y se sentó en el borde de la cama que se disponía a abandonar tal vez para siempre, entonces dijo:
-Bueno… Yo tampoco sé quienes son, solo que van a por nosotros. No es la primera vez, he visto como trabajan, son profesionales.
-Pero utilizan armas. No son como yo.
-Tú no eres profesional.
Él enrojeció de ira. Se acercó, para levantarla bruscamente tirándole de un brazo y le susurró:
-Soy poseedor de un poder inimaginable que ellos nunca tendrán ni comprenderán. Soy El Silencio, no lo olvides.
-Me haces daño.
-¡Me la suda si te hago daño! Esto te está superando, ¿entiendes? Pero a mí no. Voy a reventarlos contra cualquier pared, y si van a venir a esta cueva será contra estas paredes.
-Te digo que me haces daño. – Decía mientras forcejeaba.

Hace años:
-¿Qué te ha parecido?
-Ha sido la experiencia más grande de mi vida.
-Eso está bien.
-Te quiero.

Ahora:
-¡Suéltame de una puta vez, joder!
Él la soltó. Cayó al suelo entre espasmos. Tosía. Tosía. Tosía… Hasta que de repente empezó a toser sangre, mientras intentaba decir algo, seguramente muy insultante o agresivo.
-Oh mierda… No… No puedo pararlo… ¡Mierda, no puedo pararlo! – Y, gritando de esta manera, Lucía Lagos; Invierno Nuclear; salió corriendo de su hogar, con lo puesto, cogió el coche y aceleró, dejando al Silencio callado…

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