Era muy guapa. Era tan insultantemente hermosa que hacía llorar a las estrellas. Era tan indescriptiblemente bella que un día mientras amanecía había enamorado al Sol recién levantada, con lo cual la Luna le había retirado la palabra a ambos; así pues, el Sol empezó a brillar más en verano, pero las noches se volvieron ligeramente más tristes.
Tal vez no se había dado cuenta de un hecho importante; la perfección de su sonrisa era un violento bofetón para quien planease abordarla. Y por eso estaba sola. Y por eso las nubes lloraban. Pero no se escuchaba el repicar de las lágrimas; allí dentro no había más que ruido. Caos cacofónico de voces, vasos y música que no permitía pensar. Se dejaba llevar entonces. ¿Para qué hablar a quien no va a escuchar? ¿Para que escuchar a quien solo va a balbucear?
Y acababa mal. Era así de irremediable. No por ella, sino por ellos. ¿Era el lunar de su perfecta y deseable mandíbula o era su genialidad general en el diseño? Podía ser en un gran porcentaje, pero en lo que sobraba era simplemente la gilipollez de ellos. Simple y llanamente. Los cuerpos no conversan, piensan. No quiero que los cuerpos conversen, les da miedo. Y entonces siempre se acaba. No lo sabe, no quiere, no cree saberlo, pero mejor así. Y mientras sus ojos siguen ineludibles…
lunes, 30 de noviembre de 2009
lunes, 23 de noviembre de 2009
El Silencio e Invierno Nuclear, vol.13: Cierra los Ojos
Hace años:
-Cierra los ojos.
-Bueno… Vale…
-Dame la mano. Prepárate. Tres, dos, uno… ¡Ya!
-¿Estoy… estoy… volando?
-Casi. Abre los ojos.
Ahora:
-Vale, bien, explícame todo lo que está pasando o está por pasar.
-¡No hay tiempo! ¡Coge todo lo que puedas, nos vamos!
-¿Qué? Y una mierda.
Ella, sollozando, miraba fijamente los ojos fríos y distantes de él.
-¿Qué dices? Van a encontrarnos, tenemos que ir y…
-¡Dime ya quien coño es esa gente! ¡No voy a hacer nada hasta que sepa que pasa!
Ella resopló, y se sentó en el borde de la cama que se disponía a abandonar tal vez para siempre, entonces dijo:
-Bueno… Yo tampoco sé quienes son, solo que van a por nosotros. No es la primera vez, he visto como trabajan, son profesionales.
-Pero utilizan armas. No son como yo.
-Tú no eres profesional.
Él enrojeció de ira. Se acercó, para levantarla bruscamente tirándole de un brazo y le susurró:
-Soy poseedor de un poder inimaginable que ellos nunca tendrán ni comprenderán. Soy El Silencio, no lo olvides.
-Me haces daño.
-¡Me la suda si te hago daño! Esto te está superando, ¿entiendes? Pero a mí no. Voy a reventarlos contra cualquier pared, y si van a venir a esta cueva será contra estas paredes.
-Te digo que me haces daño. – Decía mientras forcejeaba.
Hace años:
-¿Qué te ha parecido?
-Ha sido la experiencia más grande de mi vida.
-Eso está bien.
-Te quiero.
Ahora:
-¡Suéltame de una puta vez, joder!
Él la soltó. Cayó al suelo entre espasmos. Tosía. Tosía. Tosía… Hasta que de repente empezó a toser sangre, mientras intentaba decir algo, seguramente muy insultante o agresivo.
-Oh mierda… No… No puedo pararlo… ¡Mierda, no puedo pararlo! – Y, gritando de esta manera, Lucía Lagos; Invierno Nuclear; salió corriendo de su hogar, con lo puesto, cogió el coche y aceleró, dejando al Silencio callado…
-Cierra los ojos.
-Bueno… Vale…
-Dame la mano. Prepárate. Tres, dos, uno… ¡Ya!
-¿Estoy… estoy… volando?
-Casi. Abre los ojos.
Ahora:
-Vale, bien, explícame todo lo que está pasando o está por pasar.
-¡No hay tiempo! ¡Coge todo lo que puedas, nos vamos!
-¿Qué? Y una mierda.
Ella, sollozando, miraba fijamente los ojos fríos y distantes de él.
-¿Qué dices? Van a encontrarnos, tenemos que ir y…
-¡Dime ya quien coño es esa gente! ¡No voy a hacer nada hasta que sepa que pasa!
Ella resopló, y se sentó en el borde de la cama que se disponía a abandonar tal vez para siempre, entonces dijo:
-Bueno… Yo tampoco sé quienes son, solo que van a por nosotros. No es la primera vez, he visto como trabajan, son profesionales.
-Pero utilizan armas. No son como yo.
-Tú no eres profesional.
Él enrojeció de ira. Se acercó, para levantarla bruscamente tirándole de un brazo y le susurró:
-Soy poseedor de un poder inimaginable que ellos nunca tendrán ni comprenderán. Soy El Silencio, no lo olvides.
-Me haces daño.
-¡Me la suda si te hago daño! Esto te está superando, ¿entiendes? Pero a mí no. Voy a reventarlos contra cualquier pared, y si van a venir a esta cueva será contra estas paredes.
-Te digo que me haces daño. – Decía mientras forcejeaba.
Hace años:
-¿Qué te ha parecido?
-Ha sido la experiencia más grande de mi vida.
-Eso está bien.
-Te quiero.
Ahora:
-¡Suéltame de una puta vez, joder!
Él la soltó. Cayó al suelo entre espasmos. Tosía. Tosía. Tosía… Hasta que de repente empezó a toser sangre, mientras intentaba decir algo, seguramente muy insultante o agresivo.
-Oh mierda… No… No puedo pararlo… ¡Mierda, no puedo pararlo! – Y, gritando de esta manera, Lucía Lagos; Invierno Nuclear; salió corriendo de su hogar, con lo puesto, cogió el coche y aceleró, dejando al Silencio callado…
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jueves, 19 de noviembre de 2009
¡Promo IV Reich!
¡Escúchala o arde en Dachau!
http://blip.tv/file/get/EXCIDIVMFERO-PromoCuartoReich374.mp3
http://blip.tv/file/get/EXCIDIVMFERO-PromoCuartoReich374.mp3
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judaizante
jueves, 12 de noviembre de 2009
He Vuelto al Arte Sin Fallo
Los versos están contados,
deshecha mierda pretérita,
he vuelto al arte sin fallo.
deshecha mierda pretérita,
he vuelto al arte sin fallo.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Morirme de amor
El humo encharcaba sus pulmones enamorados. La noche camuflaba sus desgracias. Como siempre, caminaba cabizbajo pensando.
-¿Qué harás hoy? - Le habían preguntado.
-Ná, ya sabes, lo de siempre; leer un rato, salir a pasear, tal vez ver una película, morirme de amor...
Y se arrojó.
-¿Qué harás hoy? - Le habían preguntado.
-Ná, ya sabes, lo de siempre; leer un rato, salir a pasear, tal vez ver una película, morirme de amor...
Y se arrojó.
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