lunes, 16 de mayo de 2011

El Silencio e Invierno Nuclear, vol.25: Contraataque Parte 1; Planes de Masacre

La sala de reuniones del Refugio estaba llena de gente con miedo de salir al exterior sentada en el suelo de piedra, con ella sentada justo en frente de Maestro de Sangre, que se encontraba de pie delante de todos dando vueltas como un animal enjaulado. De repente se paró, los recorrió a todos con la mirada y chilló:
-¡Esto es la puta guerra! - Mientras gotitas de sangre salían disparadas de su boca. - ¡Así que vamos a empezar a trabajar!
Ella se sobresaltó al escuchar la palabra guerra. Si, Los Veladores habían quemado su hogar, pero habían hecho cosas peores en el pasado sin que se hubiese llegado nunca a hablar de guerra.
-Llevamos años aguantando la mierda de esta gente, como muchos de vosotros sabréis. Joder, estoy tan cabreado que no me apetece ni sangrar. Vamos a pararlo y vamos a pararlo ya, ¿vale? Tenemos que organizarnos y salir a repartir por ahí. Un poco de investigación e ir a por ellos, ya sabéis. Hay gente aquí que controla más que yo de eso. - Terminó señalando a unas cinco personas parcialmente invisibles.
Ella, Lucía Lagos, se levantó de repente y, notando como su cuerpo se calentaba más y más por momentos dijo:
-No estoy de acuerdo con esto.
-¿Cómo? ¿Por qué? Esto tenía que pasar en algún momento. - Contestó Maestro de Sangre perplejo.
-Bueno... Es demasiado peligroso y, joder, no deberíamos exponernos así, creo...
Algunos de los presentes abuchearon a Luci, pero Maestro de Sangre, que había comenzado a sangrar por la nariz, los calló diciendo:
-Como no dejéis hablar a muslitos os saco de aquí con una bota en el culo a cada uno. - Y después de mirarlos firmemente y comenzar a sorber la sangre que manaba de su nariz miró a Lucía. - Lo siento guapa, pero no tienes razón esta vez.
-¿No ves lo que vas a hacer? - El viciado aire del lugar comenzaba a enfriarse.
-Si, joder, voy a terminar con esto.
-¿Solo porque han quemado mi casa? Joder Maestro, es una puta cueva, solo hay que comprar nuevos muebles y listo.
Maestro de Sangre suspiró e inmediatamente después comenzó a carraspear:
-Controla ese poder o no vamos a seguir hablando y tendré que hacer lo que me de la gana sin escucharte...
-Lo siento pero no puedo. No soy parte de lo que Carlos quiere hacer, no soy parte de lo que tú quieres hacer ahora mismo y... Mierda... - Unas tímidas lágrimas comenzaron a surgir de los bonitos ojos de Luci, que se cubrió el rostro con sus manos y se volvió a sentar bruscamente.
-Claro que eres parte de lo que yo hago. - Dijo Maestro de Sangre con un tono tierno en su pintoresca voz.
-No soy parte de una puta guerra.
-Mira... No sé como explicarte esto, pero has visto demasiado de las acciones de esa gente. Los Veladores llevan jodiéndonos años, esta gente tan chunga y yo vivimos aquí por su culpa. Joder, tú viviste aquí por su culpa hasta que te fuiste a una cueva.
-Bueno... - Alcanzó a decir Luci entre llantos.
Alguien irrumpió en la estancia de repente y parecía estar muy cansado cuando dijo:
-Deberías escuchar al tipo que sangra por esta vez.
Todos los presentes volvieron la vista a un lado para ver entrar por la puerta a un hombre sudoroso, que se apoyaba en el marco de la improvisada puerta, mientras Maestro de Sangre decía sarcásticamente:
-Mira cariño, Carlos está aquí.
-El Silencio para ti. - Contestó él secamente, mientras intentaba recuperar el aliento.
-No veo tu puto disfraz, Carlos.
-Se quemó, hijo de puta. Mira, vengo a darte la razón, ¿vale? - Dijo avanzando hacia él, cosa que nunca le agradaba demasiado.
-¿Qué es esto? ¿Una alineación de planetas o algo así? - Rió Maestro de Sangre.
Mientras Luci los miraba perpleja a ambos, mientras se limpiaba las lágrimas.
-Veréis, - Comenzó Carlos a dirigirse a la gente que estaba allí, haciendo un énfasis especial para indicar que no miraba a Maestro de Sangre y que eso no iba con él aunque obviamente si iba. - acabo de ver como esos putos Veladores se cargan a un montón de gente. En serio, mucha gente, y solo para decirnos que podían hacerlo.
-¿Decirnos? No me jodas que ahora te incluyes entre nosotros, Carlos. - Interrumpió Maestro de Sangre.
-Decirnos a mí y a Invierno Nuclear, no a la escoria que tienes aquí, gilipollas.
-¡Carlos! - Exclamó Lucía.
Él la miró un instante, para dirigirse a la audiencia:
-Calla y escucha. Estaba trabajando vigilando las cámaras y eso y de repente en todas las putas cámaras aparecieron esos tíos y mataron porque si a la gente que pillaron dentro de casa. Todos los imbéciles con los que trabajo lo vieron, joder. Aquello fue una locura, así que salí de allí a buscar a Invierno Nuclear y a avisaros porque no sé vosotros, pero yo voy a hacer algo. - A continuación se dirigió a Maestro de Sangre. - Pon a trabajar a tu gente porque esto es grande y serio.
Maestro de Sangre asintió, volvió a señalar a aquellos cinco y se los llevó a una sala a parte para hablar en privado, mientras Carlos se agachaba para coger a Luci de la mano y, mientras la levantaba, decir:
-Y tú te vienes a coser una capucha a una gabardina que voy a comprar ahora.
-Si eso es verdad es muy grande...
-Claro joder, por eso vamos a contraatacar, porque el capullo de tu amigo tiene razón.



Y ASÍ empieza por fin Contraataque, el macroevento llamado a revolucionar las vidas de El Silencio e Invierno Nuclear y de las gentes que se ocultan en el Refugio. Preparáos para lo peor, porque estas vidas siempre pueden hundirse más en los próximos meses.


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Perdón por la tardanza, hay mucho que planear para que esto funcione y sea tan grande como quiero venderos.

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