Soñaba.
Gritó extendiendo los brazos y voló. Recorrió maravillosos y coloridos mundos de fantasía y fue feliz.
Se le acabó el aliento, calló y también cayó. Se encontró con la amenazante oscura soledad y sintió frío.
Despertó.
No podía gritar, así que no podía volar. Todo había sido un sueño pero la pesadilla era real.
Estaba despierto.
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Eso de no poder gritar pasa muy a menudo en los sueños, menos mal que pronto nos despertarmos, si no podemos gritar, no nos queda nada. Biquiños!
ResponderEliminarLo malo es cuando el sueño no termina cuando te despiertas y empieza la pesadilla.
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