La inmensa sensación de abandono que sientes cuando tus amigos de mierda no quieren salir este sábado no tienen nada que ver con mis gritos de dolor ante la eterna soledad y el abismo sin fondo que es mi existencia.
El aburrimiento que sufres cuando tardas un poco de más en empezar a dormir por la noche no tiene nada que ver con el extremo vacío que siento al no poder cerrar los ojos.
Tus putas sonrisas falsas de cortesía no tienen nada que ver con el vómito que quema mi garganta cuando pienso en el asco que me da la mayoría de la gente que conocí y el que me dará la que está por conocer.
Dos copas poco cargadas que te tomas para sentirte de alguna forma que no acabo de entender no tienen nada que ver con los litros que me matan por dentro cada día en un vano intento de no sentir.
Eso que experimentas cuando no descuelgan el teléfono no tiene nada que ver con el silencio que explota dentro de mi cabeza cada vez que necesito a alguien cerca.
Aunque creas que estás triste porque el gilipollas de turno no te miró esta semana no tienes nada que ver con el pozo de desamor, odio y amargura en que he convertido mi vida.
Tus lágrimas no significan nada al lado de mi agonía.
Tú no significas nada.
Puta.
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