Los caminos se tuercen o directamente se separan. Todo se rompe, todo estalla en pequeños recuerdos desordenados que intento recomponer sin éxito, pensando que así volveré a vivirlo. ¿El qué? Todo. Todos. Tú.
Pero todo estalla y todos estallan. ¿Y tú? También estallas, como no, para que la metralla vuelva a llover sobre mí y me desangren los recuerdos de nuevo una y otra, y otra, y otra vez... como siempre porque no me canso de no querer olvidarte.
¿Y qué queda de mí a estas alturas? Miseria moral, obviamente.
Todo estalla.
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Como bien puse ayer en el Feisbuk: "Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver". Ánimo!
ResponderEliminarDe eso va el texto. O no. No sé, lo escribí sin mirar lo que estaba escribiendo, como siempre.
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