
Míralos.
Se van.
¿Qué se creen?
Dejan sus rastros luminosos, lo cual se agradece, pero no dejan de irse.
Son como coches. Luz y ruido, casi sin sentido... Que huyen...
¿O acaso huyo yo?
Tal vez... No, no, no, no lo creo. Son ellos los que escapan de mí... ¿Verdad?
Pero cuando se han ido y he olvidado su luz todo queda oscuro... Y yo sigo ahí. Deja de mirar, no conseguirás verme.

No hay comentarios:
Publicar un comentario