lunes, 10 de agosto de 2009

Maestro de Sangre (2 de 2): Dame lo Mío

Desde las páginas de El Silencio e Invierno Nuclear llega…
¡¡¡MAESTRO DE SANGRE!!!

La próxima vez debería recordarlo. No puedes llamar a la poli para decirle que tienes un vampiro sin dientes atado y lloriqueando entre la mierda. Quería matarlo y punto.
-¡No! – Chilló, saltando, Maestro de Sangre – No se puede matar al personal así porque si, joder. ¿No ves que morirse de viejo en la cárcel jode más?
Nuestro intrépido habitante de la sucia cueva bajo el bar daba vueltas con expresión pensativa. Visualizadlo como un león en una jaula pero sin el cabreo. O con un poco. O no. Bueno… ¡quién sabe!
-Mira yo paso de moverme, acércame el teléfono.
El camarero así lo hizo, con lo que su extravagante acompañante pudo sacar un papelito del bolsillo y marcar el número que llevaba garabateado en bolígrafo. Espero un tono, dos tonos… y al descolgar preguntó:
-¿Muslitos?
Cuchicheos al otro lado de la línea.
-¿No? Pues me alegro de que no hayáis llegado porque tenemos un problemilla por aquí…
Más cuchicheos.
-Que va, que va. Sigue ahí, lo que pasa es que le ha dado por llorar como una nena… Bueno el caso es que los señores agentes del orden no nos hacen caso y yo como que paso de ir a cargarles el muerto, por así decir.
Más cuchicheos.
-Ajá.
Más cuchicheos.
-Ajá…
Más cuchicheos.
-Mira no me parece buena idea. – Cuchicheos suplicantes – Que no coño, que no meto a eso a vivir en mi cueva.
En esto el camarero se encogió de hombros y salió para la barra. Esperaba que alguno de sus borrachos y/o camioneros habituales se dejase caer por el lugar. Iluso… Si piensa que después de los asesinatos que ha sufrido el lugar va a venir alguien en breve va listo.
-Coño, eso ya me parece mejor idea. – Continuaba nuestro parlanchín personaje principal - ¿Tenéis algo que hacer mañana? ¡Planeemos!
Cuchicheos cansados.
-Venga porfi…
Fin de los cuchicheos. Maestro de Sangre colgó el teléfono, y quince minutos después El Silencio e Invierno Nuclear, ataviados con sus uniformes “de trabajo” llegaban al lugar.
-¿Verdad que es una gran idea? – Invierno Nuclear contenta.
Nuestro inquieto personaje saltaba de felicidad, aunque esto se vio interrumpido por El Silencio que curiosamente habló para decir:
-Si. Una idea casi imposible de realizar.
-¡Oh! No creas colega, ya lo hice una vez, puedo hacerlo dos. El problema es donde…
-Bueno ya encontraremos algún sitio… Además ahora puedes poner a trabajar a ese ser. – Sonrió la persona con el mejor culo de todo el bar.
-En el mismo sitio que el anterior. – El Silencio, lacónico de profesión.
Maestro de Sangre tomó asiento con una teatralidad inusitada. Carraspeó. Comenzó a toser… y tosió sangre. Pidió al camarero un cuchillo, con el que se abrió la yugular, y la sangre que había tosido se fue hacia el corte volando, y este a su vez se coaguló. En el futuro será una de las bonitas cicatrices que probablemente pueblan todo el cuerpo de este colgado. Tras el deleznable y asqueroso espectáculo, dijo:
-Pero si fue atacado y destruido… No le encuentro la lógica ni yo.
El Silencio sonrió bajo su máscara de plata. Nadie pudo verlo, pero así lo hizo, y explicó:
-Por eso mismo. Va a pasar mucho tiempo hasta que alguien vaya allí a curiosear.
-Coño, y parecías tonto. – Se levantó y comenzó a pasearse sin rumbo fijo por el bar. – Puedo empezar hoy.
-Ala, pues suerte. – Espetó El Silencio, levantándose y dirigiéndose a la puerta.
Invierno Nuclear lo siguió y, tirándole de la manga, le dijo:
-Y tú podrías… bueno, instalar un sistema de vigilancia de los tuyos, ¿no?
Él asintió y salió, dirigiéndose al coche, mientras ella se acercó corriendo a nuestro salado protagonista y, quitándose su pequeña máscara le plantó un beso en la mejilla que lo dejaría feliz para las próximas horas, y, antes de marcharse corriendo tras su silenciosa pareja, le dijo:
-¡Voy a querer visitarlo! Joder, voy a querer montar una fiesta ahí. ¡Suerte!
Ya se habían ido, y Maestro de Sangre se tiró rocambolescamente al suelo y, aunque tenía al camarero ahí al lado, gritó:
-¡Tú! ¡Trae a ese cabrón! ¡Vámonos a reconstruir el refugio!



Y así ¿finaliza? Esta tragicomedia jodidamente épica, cumpliendo con lo prometido acerca de traer a Invierno Nuclear de vuelta tal vez un poco en contra de su voluntad. Y como todo fin es un principio, menos la muerte que es el final, estad atentos a las obras del futuramente reconstruido santuario de gente rara. Nunca se sabe que puede pasar.

1 comentario:

  1. †~ Pѕу¢нø Cøяpѕє ~†10 de agosto de 2009, 23:39

    ¡Leído!
    Aprovecho para decirte que a lo mejor borro mi perfil de GG (casi no entro en la página, como sabrás), pero visitaré de vez en cuando tu blog, no te preocupes ;)

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