Jugando con la vida extra, guardando el último disparo antes del sonoro game over, sin nada que perder y con poco que ganar. La pasada experiencia me quitó el miedo al fracaso seguro. Ya sé como es, ya sé a que sabe el barro, logré escupirles la mierda que me hicieron tragar.
Temerario y solo, el placer de jugar con la vida extra, no temeré cuando llegue la hora final.
Miseria moral.
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